Sea por una u otra razón, lo cierto es que hacia 1973 el «underground» se había agotado y, tras su paso, la situación del rock español había cambiado radicalmente con respecto a finales de los sesenta. Pero pronto queda claro que los primeros punks españoles no solo son, musical, espiritual y estéticamente, muy diferentes de los grupos de Rock Urbano sino que, además, reniegan de ellos (aunque no de los «broncas»).