Durante el discurso de inauguración, Alfonso XII tuvo un lapsus a la hora de pronunciar unas palabras, en las que elogió a la ciudad de Cáceres. En la Guerra Civil Española, las fuerzas militares de Cáceres apoyaron el golpe de Estado de 1936. Cuando las fuerzas sublevadas liberaron al falangista Luna, aquel movilizó en la ciudad a unos mil simpatizantes, y comenzó a dictar órdenes para ocupar los principales pueblos de los alrededores, así como la toma de los principales puntos estratégicos como son las líneas fronterizas con Portugal o el paso de puertos y puentes.